Pablo Huneeus
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SOCIOLOGÍA DE UN IMPUESTO
por Pablo Huneeus

El Impuesto al Valor Agregado (IVA) es la más perversa exacción jamás perpetrada al pueblo de Chile. Fruto de la dictadura financiero militar que asoló al país luego de la sublevación castrense de 1973, lo podemos entender como un impuesto a la pobreza, pues lo paga mayoritariamente la clase media y baja.
Provee hoy más de la mitad de los recursos del Gobierno, todo a costa del 18% del valor del pan, remedios, materiales de construcción, libros de estudio, pescado fresco, zapatos y demás insumos básicos de la gente misma.
Se origina en el Decreto Ley Nº 1.606, de la Junta de Gobierno presidida por el General de Ejército Augusto Pinochet, publicado en el Diario
Oficial el 3 de Diciembre de 1976.
Es importante la fecha porque corresponde al período en que se conjugan la mayor pasividad del movimiento social (no hay prensa libre, sindicatos, intelectuales, derechos ciudadanos, ni nada) con la mayor represión (toque de queda, terrorismo de Estado, asesinato y deportación de opositores). De hecho, los informes de Derecho Humanos consignan que los peores atropellos cometidos, no corresponden al golpe mismo, sino a los años inmediatamente posteriores –1975, 76– cuando la cosa nostra en torno a Pinochet ya tenía la sociedad chilena bajo un total control.
Es en esa atmósfera de persecución y tortura, bajo el impacto del miedo totalitario, que la Junta instaura el citado tributo.
Al momento de instaurarse y hasta los últimos años de la dictadura fue de un 20%. Siendo Hernán Buchi Ministro de Hacienda, lo bajó a 16%. Luego el gobierno “democrático” de Patricio Aylwin (1990-94) en lugar de derogarlo, lo subió a 18%, porcentaje que se mantiene hasta la fecha. Por su parte, el presidente Ricardo Lagos acaba de anunciar su intención de subirlo a un 19%.
Para ello cuenta con la anuencia de la clase política, precisamente la alta clase parasitaria del fisco cuyos miembros, parlamentarios y funcionarios a sobresueldo, ganan cuarenta a cincuenta veces más que un obrero.

EXENCIONES Y PRIVILEGIOS

Siempre quien ejerza el poder ha mantenido y repetido la mentira de que el IVA es parejo. Y esto lo conozco bien por la agotadora y hasta ahora inútil lucha por liberar de esa opresión al libro. Los amables y seguros servidores adocenados en oficinas alfombradas una y otra vez esgrimen que es imposible hacer excepciones porque todo el sistema se derrumbaría al eximir al libro.
Sin embargo, el maldito Decreto Ley 1.606, que tanto empobrece a la población, contempla en su artículo 12 una seguidilla de exenciones, que de derogarse, seguramente permitirían dejar el IVA al consumo básico en diez a doce por ciento sin afectar su rendimiento global. Es cuestión de cargarle la mano a otros.
La enumeración de estas exenciones ocupa 2.439 palabras de las 21.021 (11,6%) de dicho texto legal sin contar las notas.
Vistas desde la perspectiva de la sociología son un listado de los grupos de presión vigentes al momento de promulgarse ese cuerpo legal. Uno a uno se va excusando del pesado tributo el negocio de los distintos clanes que detentan poder.
En primer lugar, quedan exentas de IVA las “maquinarias bélicas”, armamento, municiones etc. que adquieran las FFAA.
Los inversionistas extranjeros.
La industria bancaria y todos sus productos como préstamos, intereses, tarjetas, créditos hipotecarios, etc. nada de eso paga IVA.
Las primas de seguros, negocio en el cual participaban connotadas personalidades de la familia Pinochet.
El transporte de pasajeros, o sea el poderoso gremio de los micreros.
Las empresas navieras, o sea la CSAV de Ricardo Claro y la Interoceánica del UDI Beltrán Urenda.
La radio y la televisión.
Las materias primas que se empleen en fabricar productos de exportación.
Las líneas aéreas nacionales, además de los servicios educacionales (universidades privadas) y los autos usados.
Nada de lo anterior paga IVA.
Entonces ¿entiendes Ricardo que la gente ya no te aguante?

 

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